martes, 28 de diciembre de 2010

Tristram Shandy: Witerbottom por el camino de la parodia

Winterbottom utiliza como excusa la adaptación de la novela Laurence Sterne para acabar contando una historia del cine dentro del cine, sobre el que ofrece una visión paródica sin restarle credibilidad.

Quien pretenda ver en Tristram Shandy una adaptación de la conocida (más en Inglaterra que en nuestro país) y curiosa novela de nueve volúmenes 'La vida y opiniones del caballero Tristram Shandy', se llevará una decepción. La película no es, al menos en el contenido, una fiel traslación a la pantalla del libro –objetivo harto dificultoso por su peculiar carácter, todo sea dicho-. Sin embargo, sí se puede afirmar que Witerbottom ha captado y reflejado, en cierta manera, la esencia de este texto del XVIII. Como ya hiciera la obra literaria en su momento, la obra cinematográfica supone parodia y experimentación de las estructuras narrativas convencionales.

El filme arranca contando la historia del libro, hasta llegar a una segunda parte en la que la acción se traslada al propio set de rodaje de la película. Es entonces cuando oímos “¡corten!” y asistimos en directo a los entresijos de un rodaje real: rivalidad entre los protagonistas, problemas de financiación, romances entre la plantilla, cambios de guión,… El director inglés abandona la película y nos abre una puerta a su rodaje, imprimiendo a las escenas un sentido de humor irónico que despierta la carcajada en el espectador.

En ambas partes de la película es Steve Coogan quien lidera el reparto. El actor acarrea con casi todo el peso de la película, estupendo en su doble papel de Tristam Shandy y del egocéntrico y competitivo actor que le da vida en el rodaje. Coogan co-protagoniza con Rob Brydon -ambos habían trabajado con Winterbottom en 24th hour party- algunas escenas de rivalidad que no pueden elevarse a la categoría de duelo, si acaso duelo ridículo, precisamente por ese carácter paródico. Como ridículas e hilarantes son muchas de las escenas reflejadas, aunque del todo realistas.

Winterbottom, cuya heterogénea filmografía -hasta el momento- fluctúa entre el mainstream y el underground, nos muestra con esta producción su faceta más independiente. Tristram Shandy es una película de autor que sin ser redonda, ni tampoco la primera que aborde el tema del cine dentro del cine (lo han hecho antes Un final made in Hollywood, El juego de Hollywoodo o Ed Wood, sólo por citar algunas recientes) proporciona bastantes momentos geniales de humor. Humor disparatado, como la realidad misma, que en esta ocasión es la de un rodaje.

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